Kill Bill.
Es la cuarta película escrita y dirigida por Quentin Tarantino. Uma Thurman actúa en el papel de Beatrix Kiddo, un personaje conocido durante la película simplemente como "la novia", quien decide tomar venganza de Bill (David Carradine) y su escuadrón. Otros miembros del reparto incluyen a Vivica A. Fox, Lucy Liu, Michael Madsen, Sonny Chiba y Daryl Hannah. Debido a la duración de cuatro horas de la película original, se decidió durante la producción separar la película en dos partes, llamadas "Volumen 1" y "Volumen 2", lanzadas en octubre de 2003 y febrero de 2004 respectivamente.
La película comenzó con una dedicatoria al director japonés Kinji Fukasaku,y estuvo inspirada en la serie de animación japonesa Blood+. Una edición diferente de la película fue lanzada específicamente para Japón, y fue estrenada varias semanas más tarde. Mientras que la versión estadounidense muestra la escena de la batalla contra el grupo "Los 88 maníacos" en blanco y negro, la versión japonesa y europea la muestra totalmente en color. El rodaje de la película duró 8 meses y muchas de sus escenas fueron filmadas en Japón. Miramax es la distribuidora en los Estados Unidos.
Sinopsis.
La novia (también conocida como Mamba Negra, interpretada por Uma Thurman) es una ex integrante de "The Deadly Viper Assasination Squad" (El Escuadrón Asesino Víbora Letal) que intenta retirarse, pero, estando embarazada de varios meses, es atacada en el ensayo de su boda por el escuadrón. Todos los presentes son asesinados y ella recibe un disparo en la cabeza, que la deja en estado de coma. Mientras se encontraba inconsciente, Bill envía a Elle Driver (Daryl Hannah) para eliminarla, lo que no ocurre por el arrepentimiento de Bill y decide dejarla vivir hasta el día en que despierte.
Cuatro años más tarde despierta en el hospital sin su bebé y descubre que Buck, un empleado del hospital, arreglaba sesiones de prostitución con su cuerpo, ella se venga de él, se apropia de su camioneta y comienza su aventura para vengarse de sus antiguos compañeros.
Viaja primero a Okinawa, Japón, donde solicita al maestro Hattori Hanzo una katana con la cual consumar su venganza. Hattori Hanzo fue maestro de Bill (David Carradine), y sintiendo una profunda obligación por haberlo entrenado, acepta.
Viaja a Tokio, donde no pierde tiempo para localizar a O-Ren Ishii (Lucy Liu), una japonesa mestiza integrante del escuadrón que la atacó. Ella tuvo un oscuro y violento pasado al ser dejada huérfana por los yakuza (quienes mataron a su padre y madre estando ella presente debajo de la cama), jurando vengarse y matando a los asesinos de sus padres, haciendo que se vuelva la jefa de la mafia japonesa y una fría asesina. La novia llega al lugar donde O-Ren se encuentra para retarla, mata a "Los 88 maníacos", el grupo encargado de la seguridad de O-Ren, y persiguiéndola hasta un patio nevado, donde tienen un duelo de katanas, resultando la muerte de O-Ren Ishii. Consigue información acerca de Bill y sus otros compañeros torturando y mutilando a Sofie Fatale (Julie Dreyfus) , una de las amantes de Bill y lugarteniente de O-Ren.
En su viaje de retorno a los Estados Unidos, confecciona una "lista de muerte" y luego, una vez de vuelta en su país mata a Vernita Green (Vivica A. Fox), la segunda en la lista.
Critica.
Al hablar de las películas de Tarantino resulta imposible separar su nombre de los films que dirige. Y es que más que el interés que puede suscitar la película por si misma, es el nombre de Quentin Tarantino lo que resalta de entre todo lo demás. Desde que Reservoir Dogs saltó a la palestra se ha convertido en uno de los directores más revolucionarios del cine moderno El que algunos llamaron el "infant terrible" de Hollywood, que ha estado dormido durante muchos años, ha despertado con más fuerza que nunca, con una película atrevida, sangrienta, divertida, hiperbólica, cínica y sobre todo violenta. Kill Bill es el reflejo de que Tarantino se debe a su cine, el cine que él mismo reinventó. El caso más claro es el de la citada Jackie Brown, un rotundo fiasco, que por mucho que estuviera firmada por él, carecía de todos los alicientes que el sello Tarantino debía tener.
Antes de que muchos se rasguen las vestiduras he de decir que confieso ser un gran admirador de los films de Tarantino, tanto por su atrevimiento y falta de prejuicios como por su descaro, lo que no obsta para afirmar que su cine también tiene muchos puntos débiles. Al contrario de lo que gran parte de la crítica opina, Kill Bill es el manual en imágenes del cine de Quentin Tarantino. Absténganse en pagar la entrada los que no soportaron ni diez minutos de Reservoir Dogs, o pensaron que Pulp Fiction era más violenta que una película gore.
Porque, niños y niñas, estamos ante una de las osadías visuales más irreverentes de los últimos tiempos. Sin embargo es injusto pensar que las películas de Tarantino siempre llevarán a sus espaldas la carga de tener que ser recibidas como algo novedoso o que pueden hacer cambiar el mundo de la cinematografía (algo que ya lograría con sus dos primeros trabajos). Kill Bill no aporta nada nuevo, ni tampoco lo pretende, porque simplemente es un vehículo para el entretenimiento más extravagante.
Por tanto que dejen de leer también todos aquellos que esperen encontrar una obra maestra o el germen del cine del futuro. Kill Bill es sólo y exclusivamente una simple película, pero con el importante matiz de contener buen cine rodado con un toque maestro.
Curiosidades y Conclusión.
1) Acción dividida en capítulos. Como no podía ser menos todo se desarrolla a partir de varios capítulos, a saber: la presentación de La Novia, el periodo de cuatro años en coma y las dos venganzas personales.
2) Desorden temporal. Uno de los bastiones sobre los que se sostiene el cine de Tarantino es el de la alteración cronológica de los hechos a partir de los capítulos. Éstos ayudan a mantener la linealidad dentro del aparente caos, que queda perfectamente estructurado y asimilado por el espectador. Se pasa continuamente del presente a flash backs de lo ocurrido en la boda, o por ejemplo para hacernos una breve presentación de los personajes como el de O-Ren Ishii (Liu).
3) Estilo visual. La marca de Tarantino como director es inconfundible y en Kill Bill no puede hacerse más patente: los créditos cutres, la forma en la que están rodadas las escenas de lucha, los planos-secuencia, la fotografía pastelosa, o el imposible hyperealismo. Pero el montaje es de lo que verdaderamente se vale para construir la película. Todas las escenas son como pequeñas películas que tienen sentido por si mismas, con su historia, decorados y diálogo, pero a la vez se integran en un conjunto a la perfección.
4) Violencia. El cine de Tarantino siempre ha sido criticado por la crudeza de sus imágenes violentas, en las que parece regocijarse. Pero hay que saber ver más allá porque la violencia en todas sus manifestaciones (en este caso por venganza) contiene un malicioso sentido del humor, un humor muy negro. No hay que tomarse muy en serio esta violencia que en Kill Bill homenajea a los "Spaghetti Westerns" de Sergio Leone y al manga japonés. Sin embargo Tarantino a veces introduce algún elemento crítico ante esa violencia, ya sea la pérdida de un familiar, la muerte, la injusticia o la autodestrucción.
La sangre a borbotones es un elemento nuevo en el cine de Tarantino, al menos tal y como aparece en esta película, que emana a chorros de cuerpos mutilados y cabezas cortadas, lo que provoca carcajadas entre algunos espectadores que saben lo que están viendo. La última media hora de película, en la que tiene lugar el enfrentamiento entre La Novia y O-Ren Ishii, es un compendio de todo su cine, en el que se dan cita un sin fin de referencias cinematográficas aderezadas con una capacidad creativa inimaginables.
5) Diálogos. Todos recordamos la escena entre Samuel L. Jackson y John Travolta en el coche discutiendo a cerca de una hamburguesa con queso. Chispeantes, maleducados, sarcásticos y sobre todo repletos de cinismo. Sin embargo en Kill Bill Tarantino ha preferido dar mayor importancia a las imágenes, por lo que salvo algunas ocasiones (como la conversación entre La Novia y Vernita Green en la cocina, o la del enfermero) no podremos disfrutar de la frescura de sus diálogos.
6) Banda sonora. ¿Qué sería una película de Quentin Tarantino sin música? Como siempre recupera temas de los sesenta y los setenta que en esta ocasión se funden con las imágenes de una manera absolutamente maravillosa. En Kill Bill la música es un elemento primordial, que acompaña a cada secuencia formando un bloque inseparable.
En cuanto a los actores Uma Thurman regresa como la auténtica dama de hierro en un papel creado a su medida, picante y sexy (el traje de motorista amarillo se convertirá en icono de los antihéroes). El resto del reparto casi no hace acto de presencia, reservándose para la segunda parte, excepto el personaje que interpreta Lucy Liu, cuya introducción está expuesta a través de unos dibujos manga extremadamente sangrientos de los creadores de Ghost in Shell, que hará salir del cine a más de uno por su extrema violencia. David Carradine que interpreta a Bill, permanece en las sombras, y solo podremos oir su voz o ver sus manos, en un papel que originariamente iba a interpretar Warren Beaty.
Pero Kill Bill también contiene muchos defectos, entre otros hay determinadas secuencias que se hacen demasiado largas (que no pesadas) como la del hospital o la del restaurante chino, que podían haberse recortado sustancialmente, y el mencionado episodio de Okinawa en dibujos animados que, aunque encaja en la película, resulta excesivamente repulsivo para el público. Además se echan en falta más diálogos surrealistas, escasos para lo que nos tiene acostumbrados.
Si aceptamos las reglas del juego, Kill Bill volumen 1 es una película que se disfruta de principio a fin, en la que cada escena tiene entidad por sí misma (como ya ocurriera con Héroe, film chino injustamente olvidado).
Tarantino es el único director capaz de rodar con este descaro, imaginación y mala leche, y además convertirlo en un entretenimiento de primer orden. Un festín de sangre y violencia con toque nipón, en el que se da rienda suelta a la venganza, un plato que se sirve frío, aunque Tarantino lo sirva muy, pero que muy caliente.
Lo mejor: La dirección de un Quentin Tarantino más en forma que nunca, Uma Thurman, la banda sonora y su exorbitante atrevimiento.
Lo peor: Algunas escenas se podían haber recortado, y que el tipo de violencia propuesta no sea aceptada por la mayor parte del público.
El momento: La lucha final en La casa de las hojas azules. Media hora de cine que impresiona en todos los sentidos.
Kill Bill
dir. Quentin Tarantino
2003
Elaborado y creado por
Eliel González.
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